Durante la plantación de los viñedos se tuvo especial cuidado en respetar formaciones naturales de roqueríos, depósitos de arcillas y arboles nativos. En convenio con Conaf, se plantaron además 4.500 plantas nativas en las quebradas cercanas a los viñedos para aumentar la biodiversidad y proteger especies nativas amenazadas como: chaguales, huinganes, algarrobos, entre otros. Esto ayuda al control de la erosión, recupera el hábitat de fauna en peligro de extinción tales como picaflores gigantes, quiques, chillas y tucúqueres; lo que junto al uso de ovejas en el control de malezas y aumento de fertilidad en los sectores más débiles de los suelos, permite que sólo se requieran aplicaciones mínimas de insumos agrícolas autorizados para la producción de vides viníferas.